Muy cerca del famoso Morro de São Paulo se encuentra Ilha de Boipeba, un pequeño pueblo que va creciendo día a día turísticamente debido a la belleza de sus playas, a su extrema tranquilidad (comparada con el Morro) y a la hospitalidad y amabilidad de sus moradores.
Para llegar hasta aquí hay dos opciones principales: pegando un barco desde Morro de São Paulo que costea la costa del Atlántico, o sino pegando una combinación ómnibus-barco desde Valença, vía Torrinhas. La segunda opción, además de ser más económica (menos de la mitad), tiene como ventaja que el trayecto de barco es por ríos internos del archipiélago, un paseo muy lindo donde se puede admirar los manglares, ecosistema que conforma la gran mayoría de la isla.
Al llegar al muelle de Velha Boipeba (el pueblo principal) ya nos encontramos en un sitio diferente a cualquier otro. Aquí no hay automóviles a excepción de la ambulancia y los tractores que sirven para comunicarse con los otros pueblitos que se encuentran en la isla: Moreré y São Sebastião. Predominan los carruajes a caballo, los gallos y gallinas, perros callejeros, cangrejos y burros. Y la amabilidad de la gente es algo para destacar. Todos saludan, todos están dispuestos a ayudar y todos dan una mano, lo que lo convierte en un lugar muy seguro.
Como ya dijimos, el pueblo es muy pequeño. La mayoría de los comercios (posadas y restaurantes) se concentran en la costa del mar y en la plaza principal. Algo para tener en cuenta es que no existen supermercados grandes, pero por el contrario hay muchos mercaditos pequeños.
En cuanto a los paseos que podemos realizar existen varias opciones.
Dentro de lo que serían excursiones con agencias podemos destacar la vuelta a la isla, la visita al poblado São Sebastião de y las piscinas naturales de Moreré. La vuelta a la isla no tiene mucho sentido si es que llegamos desde Valença.
De los paseos que no necesitamos de un guía (y los que nos gustan recomendar) hay solamente dos: ir hasta Bainema y el mirador del pueblo.
El primero se trata de una caminata de aproximadamente hora y media por la costa. El punto de partida es la playa del pueblo: Boca da Barra. Luego pasamos por Tassimirim y luego por la playa de Cueira, ambas muy parecidas. Al final de esta última debemos atravesar un pequeño río para iniciar una pequeña trilha hasta Moreré, uno de los pequeños pueblos de la isla que vale la pena conocer por ser aún más extravagante y pequeño que Velha Boipeba. Y por último, al final de la playa encontramos un camino ancho que al cruzar otro pequeño río nos deposita en Bainema, una playa extensa comparada con las demás que se caracteriza por su tranquilidad, mar amigable para nadar, y una infinita cantidad de palmeras. La vuelta desde Bainema se puede hacer por el interior de la isla, ya sea caminando o en tractor.
El otro paseo se trata de un mirador excelente que se encuentra dentro del pueblo, a unos cinco minutos de caminata desde la plaza principal. Para llegar lo más fácil es ir preguntando donde se encuentra el “mirante”, y al llegar a la base del morro iniciar la subida por el sendero. Al llegar a la cima encontraremos una pequeña cancha de fútbol y una vista panorámica increíble de la región: de un lado podemos divisar a lo lejos los cerros que forman parte del continente y en el medio todo lo que sería la isla, con sus ríos y vegetación sin fin; del otro lado se puede ver el pueblo (aquí terminamos de comprobar lo pequeño que es) y el mar. Algo imperdible del mirador son los atardeceres, que ademas de comtemplar lo recién mencionado te permite admirar los colores que va tomando el cielo a medida que nuestro sol se pone en el horizonte.